viernes, 15 de octubre de 2010

DE EDUCACIÓN III



Recientemente he leído un artículo muy interesante, del que incluyo al final de este comentario un enlace, sobre las últimas iniciativas puestas en vigor por la Consejería de Educación del Gobierno de Canarias a propósito de las sustituciones de profesores en los centros educativos.

Estas iniciativas son una nueva muestra de la distancia que existe entre la retórica de nuestras autoridades autonómicas -"hay que invertir en formación, apostar por la innovación y eso se resume en pocas palabras, educación, educación y educación"- y las medidas que adoptan: recortes en inversión educativa y normas que desprestigian y empobrecen la enseñanza pública.

Para cualquier observador de la realidad educativa canaria, la gestión de la titular de la Consejería responsable ha sido, desde el punto de vista que interesa a la sociedad -la mejora del sistema educativo-, un fracaso sin paliativos. Un índice claro de este fracaso es el desánimo, el malestar y la ira contenida que se respira entre el profesorado que no sólo no ha encontrado, en esta época de mutaciones profundas a las que ya nos hemos referido en artículos anteriores De educación y "chivos expiatorios" y De educación II,  apoyo en sus rectores sino que, por el contrario, ha percibido desprecio por su labor.

¿Cómo va a cambiarse un sistema productivo de bajísimo nivel y un sistema educativo con los niveles de fracaso escolar más altos de España si no se cuenta con la implicación de los que tienen que ser sus actores principales? ¿Cómo acometer una tarea urgente y esencial para nuestro futuro inmediato y a medio y largo plazo si quien diseña y planifica no cree en la capacidad de los que tienen que realizarla?

¡Es hora ya de cambiar de gestores! El crédito lo han dilapidado con creces.

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