jueves, 30 de junio de 2011

RÁFAGAS XII: Melancolía


El paso del tiempo va comiéndose personas, lugares, amistades y amores, historias..., y de forma inexorable va creando agujeros en la realidad, en la nuestra, en la de cada cual. Caminamos por las que parecen las mismas calles, nos sentamos en las que creemos familiares terrazas y notamos, siquiera sea fugazmente, esas oquedades y desgarrones. Un hondón de melancolía y cierta angustia nos oprime las sienes y el cuello e inadvertidamente extendemos brazos y manos queriendo asir las imágenes difuminadas de presencias que añoramos. 

martes, 28 de junio de 2011

UNAS NOTAS PARA OTRA HISTORIA DE LA OROTAVA XIII: La Asociación Cultural Valle de La Orotava y la Casa de la Cultura (II)



La constitución formal de la Asociación multiplica la actividad del grupo que la anima y en el plazo de días se ponen en marcha diversas iniciativas con las que se intenta conseguir dos objetivos: por una parte, el tejido de una red de relaciones con todas las instituciones –Asociaciones de Vecinos, Teleclubs, Colegios, etc.– desde las que se pueda difundir la cultura y, por otra, el compromiso del Ayuntamiento para destinar el Cuartel de S. Agustín como sede de la Casa de la Cultura.

El 16 de mayo se envía una carta A todas las Asociaciones de Vecinos, a los Teleclubs, a las Asociaciones de Padres de Alumnos y a todas las entidades populares en la que tras una somera introducción donde se da cuenta de la reciente constitución de la Asociación Cultural, se dice: La Asociación Cultural ha hecho de esta cuestión – la participación activa de los hombres y mujeres del pueblo – su “caballo de batalla”. Por esta razón nos hemos trazado como tarea fundamental el establecer estrechos contactos con todas aquellas entidades que en los pueblos y barrios del Valle luchan por la superación social y humana de las comunidades que representan. Nosotros entendemos que sin la cooperación y participación de las Asociaciones de Vecinos, de los Teleclubs, de los Colegios y Asociaciones de Padres de Alumnos, etc., los objetivos de esta Asociación Cultural serían inalcanzables. Nuestra intención es, por tanto, buscar una coordinación constante en todas aquellas cuestiones relacionadas con actividades culturales a fin de llevar a la práctica el objetivo que nos movió a crear la Asociación: ser un instrumento al servicio de los intereses culturales del pueblo.

Al tiempo que se sugiere el establecimiento de alguna forma de contacto regular, se explica el método de funcionamiento a través del trabajo colectivo de las vocalías ya constituidas y se señala que aún falta la coordinación de la Asociación Cultural Valle de La Orotava con todas las organizaciones de los barrios y pueblos. Es por esta razón por la que les proponemos, como primer paso, realizar una reunión donde conjuntamente discutamos la forma más idónea de coordinación.

La misiva acababa con la siguiente reflexión: Somos conscientes de que la problemática cultural es sólo una más entre otras muchas que sufren nuestros barrios y pueblos. Pero debemos tener en cuenta que si desde ahora no abordamos las deficiencias en materia cultural, lo único que estaremos haciendo es retrasar aún más sus posibles soluciones. En ese camino, el trabajo de todos será enormemente fructífero.

La presión sobre el Ayuntamiento para la definitiva compra del Cuartel de S. Agustín y su conversión en Casa de la Cultura continuó: cartas al Ministerio de Cultura, artículos en los periódicos y una Campaña de recogida de firmas.

En Junio de 1977 ve la luz el primer Boletín Informativo de la Asociación y en él se incluye un LLAMAMIENTO A TODOS LOS HOMBRES Y MUJERES DEL VALLE DE LA OROTAVA que sirve como proclama de la Campaña de recogida de firmas y en la que puede leerse lo que sigue:

Toda comunidad tiene derecho a la Cultura. Durante mucho tiempo nuestra comunidad se vió despojada de ese derecho. Hoy día, como consecuencia del proceso democrático que se ha abierto, la posibilidad de una recuperación de ese derecho es un hecho real. Como respuesta a esa posibilidad surgió la Asociación Cultural Valle de La Orotava.

Legalizada el 13 de abril pasado, su existencia hasta el momento ha sido una continua lucha por poner en marcha unos objetivos que hablan de la creación de verdaderos focos de cultura, de la promoción de todo tipo de actividades (cine, teatro, música, artes plásticas...), de la integración de la generalidad de la población en la cultura, etc.

Llevar a cabo unos objetivos de este tipo requiere, como mínimo, disponer de unos locales (sala de reuniones, salón de actos, etc.) y ese hecho no se daba.

La declaración de la zona de S. Agustín como cultural y recreativa, y la posterior compra del cuartel por parte del Ayuntamiento al Ministerio del Ejército, hizo que la Asociación iniciara una serie de gestiones cerca del mismo con el fin de que este acelerase la apertura de unos locales donde el pueblo pudiera expresarse culturalmente.

El fracaso de las mismas –una incompetencia más en el haber de un incompetente Ayuntamiento– creó un temor: ¿realmente, entraba en los cálculos de este Ayuntamiento, ahora que las condiciones eran inmejorables, corregir esa política de desinterés por la cultura que siempre caracterizó, como mal endémico, a todas las anteriores Corporaciones?

Ante esta circunstancia, la Asociación Cultural Valle de La Orotava hace, desde aquí, un llamamiento a todos los hombres y mujeres del valle, para que asumiendo el problema como suyo propio, respalde, apoye y exija con su firma, el condicionamiento, por parte de este Ayuntamiento, de unos locales que como plataforma sirvan para el desarrollo de una verdadera cultura popular.

Sin este respaldo, sin este apoyo, sin esta exigencia no será posible la puesta en marcha de un verdadero movimiento cultural.

En la Comisión de Cultura de 23 de julio de 1977 –preside el Teniente de Alcalde José E. Villavicencio, concejal de la “hornada del 71”, y asiste el Vocal Manuel Rodríguez Mesa, de “la del 74”– es finalmente aprobada la solicitud en los términos que recoge el acta de la reunión: Se dio lectura a un escrito de los Sres. Presidente y Secretario de la Asociación Cultural Valle de la Orotava en solicitud de que se fije de forma definitiva y oficial lo que habría de ser en el futuro el inmueble adquirido por este Ayuntamiento al Ministerio del Ejército – Cuartel de S. Agustín– y que se haga en el sentido de satisfacer una necesidad de tipo cultural, como lo es la Casa de la Cultura, realizándose un proyecto de planificación de las diversas dependencias que componen dicho complejo, el que una vez realizado, se proceda al acondicionamiento de la dependencia delimitada como Salón de Actos con el compromiso de acondicionarlo la Asociación, de existir carencia de medios económicos del municipio y facilitándoles un local donde pueda instalar su sede la precitada Asociación y oficina para el desarrollo de sus actividades.

El tono con el que acaba el escrito de la Comisión delata al autor de la redacción –antiguo miembro del Cineclub y de similares empresas de animación cultural, adscrito al sector moderado y, como se colige de su puesto de concejal predemocrático, “posibilista”: La Comisión de Cultura tiene el honor de informar que, dada la específica misión dentro de la Corporación Municipal, no solo se manifiesta identificada con todas aquellas iniciativas que tengan por noble finalidad elevar el nivel cultural de nuestra Villa, sino que considera como obligación ineludible alentarlas y apoyarlas decididamente.

La etapa de Juan Antonio Jiménez, el último alcalde del franquismo, al frente del Ayuntamiento fue, sin duda alguna y cono ya hemos tenido ocasión de reflejar en otras entregas de esta historia, muy movida, como correspondió a ese periodo que etiquetamos como la Transición –la sensación de final de época e inicio de algo nuevo se había instalado en el consciente de la ciudadanía más activa y a su presión ya no era posible dar, salvo esporádicos coletazos, las viejas respuestas represivas. El Alcalde y los concejales se veían obligados a justificar sus actuaciones y a responder a las múltiples requisitorias que, desde diversos ámbitos, se les hacían –de ahí las reuniones del máximo mandatario y de sus colaboradores con distintos colectivos y grupos vinculados a la creciente oposición antifranquista y de ahí sus cesiones; las iniciativas ciudadanas los desbordaban una y otra vez y, desde su mismo ámbito, los “olisqueadores” del nuevo rumbo, abandonaban la cuarteada embarcación en la que habían navegado hasta entonces y hacían méritos para colocarse en la línea de salida de la nueva carrera que ya se atisbaba en el horizonte –en otro lugar nos hemos referido a diversos episodios de transfuguismo y travestismo que tuvieron como protagonistas a algunos concejales “renovadores” a los que pronto veremos en las listas de los recién creados partidos o agrupaciones políticas, Antonio Santos fue uno de los más activos en este proceso de “despegue” y a él se deben algunos artículos críticos con sus antiguos compañeros (resulta curioso comprobar que en esta actividad política de las postrimerías del franquismo - ¡y mucho menos antes!- apenas aparecen implicados, a excepción del mencionado Antonio Santos y Luis Melo, personas que poco más tarde van a ocupar puestos de relevancia en la AIO como Francisco e Isidoro Sánchez o Isaac Valencia).

La corporación jugaba a la defensiva y así resultaba posible que una comisión creada por jóvenes vinculados a la Asociación Juvenil Tauro organizara el primer Baile de Magos abierto en la Plaza del Ayuntamiento en las Fiestas Mayores de 1976; este evento adquiriría en años sucesivos una dimensión que, tras una larga y gloriosa época como foco de atracción en toda Canarias, acabaría por masificarse y desvirtuarse. La historia de esta Asociación Juvenil merece un análisis de mayor calado y está por escribir; en cualquier caso, muchos de sus miembros aparecen vinculados a la Asociación Cultural y a la reivindicación de la Casa de la Cultura –en unas notas manuscritas, elaboradas en mayo de 1977 tras la Asamblea Constituyente de la Asociación Cultural, bajo el título de La Orotava, la cultura y el Municipio, que probablemente dieron lugar a un artículo periodístico que no he conseguido encontrar, su autor, Francis Miranda, señala: En 1976, no recuerdo la fecha exacta, la Asociación Juvenil Tauro celebró en su local social una Mesa Redonda para poner sobre el tapeta el problema cultural y más concretamente la necesidad de una Casa de la Cultura. A la reunión asistió el Sr. Alcalde quien ilustró a los presentes durante 45 minutos sobre “problemas” municipales que no venían a cuento; se habló de la posible adquisición del edificio del viejo Liceo y del Casino. El Sr. Alcalde hizo hincapié en que se estaba en tratos para comprar la Casa de Lercaro y que existía la posibilidad de adquirir el Cuartel de S. Agustín (era zona afectada y una parte de él había sido propiedad municipal donada, posteriormente, al Ejército)

El tema del que nos estamos ocupando mantiene su actualidad a lo largo de todo el periodo de la Transición y así, en marzo de 1978, encontramos en El Día una Carta al Director en la que, bajo el título Desde La Orotava: ¿Cultura? ¿Qué cultura? y tras una introducción de tono crítico, el autor de estas notas -yo mismo- escribía: Sonreímos, entendemos, nos cabreamos, nos apenamos y nos mostramos sorprendidos por varias razones: I) Porque objetivamente la situación cultural de la zona es lamentable, tanto en el casco urbano, donde los centros que teóricamente tienen que ver con la cultura – Instituto, colegios, escuelas, sociedades culturales,... – apenas ejercen influencia a nivel ciudadano, como en los barrios periféricos, donde el abandono y la marginación son la norma. II) Porque la cultura estática, estrictamente “informativa”, que las conferencias de los “sabios” de izquierda y derecha así como la televisión propician, es insuficiente y hay que transformarla en cultura dinámica, en conocimiento crítico, de participación. III) Porque ese conocimiento y esa cultura liberan y ayudan a situarnos en y frente al mundo, permitiéndonos ser agentes activos y no simples receptores de órdenes tanto en el ámbito civil, como en el seno de los partidos. IV) Porque ese proyecto de cultura por y para todos puede tener como instrumento válido, a través del cual canalizarse, a una Asociación Cultural Valle de La Orotava que todos revitalicemos. V) Porque si queremos acabar de una vez con la palabrería hueca, hay que trabajar y conseguir que la Casa de la Cultura ubicada en el antiguo Cuartel de San Agustín sea un hecho. El reto que como ciudadanos tenemos, está claro, y la responsabilidad de los grupos políticos y entidades con interés en el tema, también; ese mismo año, en diciembre de 1978, en el primer número de El Aguijón encontramos, bajo el título La Casa de la Cultura un artículo de Manuel Hernández en el que vuelve a argumentarse sobre la necesidad de la misma y en el que se traza una breve historia de la batalla, a la que nos acabamos de referir más arriba, llevada a cabo por el colectivo que por entonces promovía la Asociación Cultural Valle de La Orotava.

El advenimiento de la democracia y más en concreto las elecciones municipales de 1979 van a generar una dinámica distinta que ejemplifica muy bién la peripecia, ya contada en otro lugar, de El Aguijón: concebido como un proyecto unitario, salta por los aires a raíz del número dedicado a las elecciones municipales. A partir de entonces el fraccionamiento de la izquierda es un hecho y gran parte del trabajo colectivo realizado en años anteriores no se acierta a poner en valor. Esta es, como suele decirse, otra historia.


UNAS NOTAS PARA OTRA HISTORIA DE LA OROTAVA XII: La Asociación Cultural Valle de La Orotava y la Casa de la cultura (I)



El trastero nos ha devuelto papeles que guardan vestigios de una historia que nos ilusionó –hace ya más de tres décadas, durante los agitados años de la Transición– y que, como tantas otras, no acabó materializándose.

He sentido una extraña sensación al reconocer, en alguno de los folios amarillentos en los que se recoge, a lo largo de los primeros meses de 1977, la gestación de la Asociación Cultural Valle de La Orotava, los rasgos, para mí inconfundibles, de mi letra.

Mis recuerdos sobre ese proceso, pese a lo que allí se recoge –anotaciones y comentarios sobre el Proyecto de Estatutos–, no son, sin embargo, demasiado nítidos, probablemente porque mi participación en el mismo se realizaba bien desde la distancia que imponía mi residencia, por aquellos años –76, 77–, en la capital del Reino o, en todo caso, durante mis vacaciones estivales en la Villa. Los flecos de esta batalla llegan, no obstante, hasta el año 1979, cuando tienen lugar las primeras elecciones municipales.

Ya he mencionado en otro lugar que la desaparición física del Caudillo permitió la eclosión no sólo de múltiples iniciativas sino, también, la incorporación a la actividad política de muchas personas que, hasta entonces, o bien habían permanecido al margen de cualquier contestación a la dictadura o bien habían apuntado una más que tímida distancia respecto al Régimen franquista.

En cualquier caso, los aires que se respiraban eran otros y ya resultaba posible, incluso, dejar constancia en los periódicos de posiciones críticas con el Sistema. Así, en agosto de 1976 ven la luz en El Día una serie de cuatro artículos con el título La Orotava: Por una gestión democrática de los Municipios, bajo la rúbrica de Fernando Estévez, Fernando Delgado, Domingo Domínguez y yo mismo, en los que se hace un recorrido crítico por la realidad de nuestro pueblo; en el primero de ellos, dedicado a La cultura y el casco urbano, aparece una mención explícita a la Casa de la Cultura: Para nosotros, la puesta en marcha de una Casa de la Cultura en la que se recogieran las múltiples actividades que antes hemos reseñado y se potenciaran todo otro conjunto de ellas, es una necesidad actualmente imperiosa. El asunto merece un análisis más detallado y ya volveremos sobre él en otra ocasión. El tema estaba, pues, en la agenda, como mínimo desde esas fechas.

Será, sin embargo, a lo largo del año 1977 cuando el asunto adquiera mayor entidad y cuando acabe por ponerse en pie la Asociación Cultural Valle de La Orotava, al amparo de la cual van a desarrollarse múltiples iniciativas y proyectos. Con la pretensión de desarrollar su actividad en el Valle recoge en sus estatutos lo que sigue: Son fines de la Asociación crear, promover y sostener secciones culturales de Música, Teatro, Literatura, Cine, Artes Plásticas, etc. Potenciar la creación de Bibliotecas y Servicios de Lectura. Patrocinar Conciertos, Exposiciones, Representaciones, etc. Fomentar las actividades culturales, desarrollando cursillos y conferencias a cargo de destacados Asociados o de personalidades relevantes en la Ciencias y las Artes. Orientar trabajos de investigación históricos, artísticos y científicos y difundirlos mediante publicaciones que se creen al efecto. Velar por la conservación del rico patrimonio cultural de la zona.

La Junta Promotora de la Asociación Cultural Valle de La Orotava estaba constituida por Francisco Miranda, Isidro Álvarez, Juan Pedro Peña, Mª Teresa Rodríguez, Eulogio D. Méndez, Antonio Santos y Fernando Estévez, un variopinto equipo que incluía representantes de un amplio espectro político.

Durante los primeros meses de 1977, tiempos de movilización y activismo, tienen lugar múltiples reuniones y entrevistas en las recientemente creadas Asociaciones de Vecinos, en los teleclubs, colegios, Institutos de Enseñanza Media e instituciones que de una u otra forma tuvieran relación con la cultura en su más amplia acepción.

Será en ese periodo cuando se consiga, en abril de ese año, la legalización de la Asociación.

En uno de los papeles rescatados puede leerse el Orden del Día de una reunión del 25 de abril del 77:

1.- Informar sobre gestiones realizadas en la semana 18/24 de 1977

• Entrevista con el Alcalde
• Entrevista con Ramón y Cajal
• Entrevista con Asociaciones de Vecinos “La Perdoma”, S. Antonio, Los Pinos, Los Poyos, Villa Arriba, La Montaña
• Entrevista con Teleclubs Aguamansa, Las Llanadas, La Florida, La Cruz Santa
• Entrevista con Cima Club
• Entrevista con Instituto de Estudios Hispánicos
• Entrevista con Colegio Salesiano, La Milagrosa, Instituto, Banda Municipal, Asociación de Amas de Casa

2.- Aprobar el Comunicado

3.- Artículo en el periódico

4.- Planificación de la Asamblea

• Aspectos técnicos
- Desalojo local “Salón de Actos Ayuntamiento”
- Gran pancarta donde se reflejen los objetivos de la Sociedad, en el interior del local
- Pizarras en Bar Parada, Kiosko, convocando a la Asamblea
- Problema sillas
- Situación mesa Junta Promotora

• Aspectos programáticos
- Confección Orden del Día
 Exposición fines de la Asociación
 Lectura Estatutos. Su aprobación. Sobre las Comisiones
 Propuesta candidaturas: métodos a utilizar
 De las cuotas

El comunicado al que se hace referencia en ese papel, adquiriría forma y con el expresivo encabezamiento de POR UNA CULTURA POPULAR se dirigía a todos los vecinos y entidades ciudadanas en los términos que siguen:

Hemos vivido tiempos poco propicios para el desarrollo cultural de nuestros pueblo. Las deficiencias en materia educativa, la inexistencia de los más elementales medios de divulgación y la falta de interés en potenciar actividades culturales por parte de las instituciones oficiales, son parte de los obstáculos que han impedido la expansión del enorme potencial creador de la gran mayoría de la población. No tratamos aquí de dar respuesta a las causas que han originado esta situación. Con este comunicado sólo pretendemos dar a conocer a todos los ciudadanos una iniciativa que contribuya al fortalecimiento de una cultura alternativa.

En el marco del Valle de La Orotava, a esa iniciativa le hemos dado la forma de una asociación: Asociación Cultural Valle de La Orotava, y está concebida como un mero instrumento al servicio de los ciudadanos y entidades populares de los municipios del Valle. Sus objetivos son los de fomentar actividades culturales, en su más amplio sentido, no desde la perspectiva de hacer una cultura para el pueblo, sino entendiendo que una cultura popular es obra del despliegue creador del mismo pueblo. Por eso reiteramos nuestra convicción de ser sólo un medio de expansión cultural y no como la consecución de los objetivos culturales del pueblo.

En esa línea, la Asociación Cultural potenciará la creación de bibliotecas y salas de lectura con el fin de que el libro llegue efectivamente a todas las capas de la pobleción; así mismo, fomentará la utilización de los medios de comunicación como el cine, creando un cine club, el teatro, organizando talleres de teatro, la música, potenciando los centros de estudios musicales, la prensa, etc. Por otra parte, promoverá la investigación y los estudios de la realidad e historia de Canarias, en especial los concernientes a la zona del Valle, y se interesará por la conservación del patrimonio cultural de los distintos pueblos.

Sin embargo, resulta evidente que estos objetivos, que responden a las aspiraciones populares, sólo podrán ser alcanzados siempre y cuando la totalidad de los ciudadanos los hagan enteramente suyos. De igual manera, sin la exigencia ante los orbanismos oficiales de una potenciación real de medios tales como Casas de la Cultura en los distintos pueblos, dichos objetivos carecerían de cauces eficaces para llevarlos a cabo.

En este sentido hacemos, desde aquí un llamamiento a todos los ciudadanos para que tomen conciencia y con su activa participación creen las condiciones favorables para que esta Asociación logre plenamente sus fines.

Tras numerosas reuniones y de entrevistas, con las autoridades municipales y con los responsables de las entidades a las que hemos hecho mención más arriba, la Comisión Promotora de la Asociación –una vez legalizada esta– convoca, mediante octavillas y pancartas, la Asamblea Constituyente a celebrar el día 9 de mayo en la Sala de Sesiones del Excmo. Ayuntamiento de La Orotava.

En el Orden del Día de la misma se recogen los siguientes puntos:

1. Informe
2. Lectura de los Estatutos
3. Elección de la Junta Directiva
4. Delimitación de la cuota mensual
5. Ruegos y preguntas

En un salón lleno a rebosar –asistirían a la misma un centenar de personas– Fernando Estévez lee un extenso Informe en el que la Comisión Promotora explica las razones de la creación de la Asociación, expone las líneas de trabajo de la misma y da cuenta de las gestiones realizadas hasta entonces: Ninguna organización, en este caso asociación, nace espontáneamente. Es precisamente la toma de conciencia de una serie de problemas y necesidades que ya existían la que pone en movimiento la creación y utilización de una asociación como el medio más eficaz para vencer los obstáculos que impiden resolver esos problemas.

Para nosotros está suficientemente claro el desastroso panorama cultural en que se encuentran las distintas comunidades de las que formamos parte, más concretamente de los pueblos y barrios del Valle. No es necesario volver a enumerar las insuficiencias tanto materiales como de programación de actividades culturales que venimos padeciendo. Para constatar esa realidad sólo basta mirar a nuestro alrededor para darnos cuenta de que no existen centros culturales, que no se potencia su creación ni se ayuda realmente al desarrollo del nivel cultural de los ciudadanos. Durante todos estos años, la gestión de quienes se suponía responsables de la política cultural desde las instituciones oficiales, ha girado más en torno a la imposición de una cultura retardataria y trasnochada que a la solución efectiva de las necesidades culturales de la población. La tónica general ha sido la de cortar cualquier brote cultural que se presentara con ánimo de llegar al pueblo y sobre todo aquellos que nacían del impulso creador de las clases populares. Aquí hemos tenido algunos ejemplos elocuentes.

Después de este repaso en el que se sustancia el “estado de la cuestión” cultural en el Valle se justifica la necesidad de la creación de la Asociación de la que, vuelve a decirse que no nace espontáneamente; antes, al contrario, los que formamos parte de la Comisión Promotora y, lógicamente, otras personas teníamos conciencia de las deficiencias culturales de esta zona y en diversas ocasiones intentamos hacer frente a la situación. Muchos de esos intentos fueron positivos y de gran resonancia popular, pero se vieron frustrados por causas de todos conocidas. Hoy, al abrírsenos nuevas posibilidades nuestro deber sigue siendo estar en la brecha.

Se insiste en que no pretendemos hacer una cultura para el pueblo; el lema “Por una Cultura Popular” lo entendemos como un avance progresivo de una cultura que nace del pueblo y no tiene otro destinatario que él mismo. Nuestra intención es servir como instrumento, como un medio que pueda favorecer, en cualquier sentido, el que las capas populares puedan romper con la marginación cultural a que están sometidas.

Este deseo de funcionamiento horizontal se plasma en la organización del trabajo de la Asociación que no debe suplantar ni usurpar cualquier posibilidad de que el pueblo pueda manifestar sus inquietudes artísticas y culturales. En este sentido, trabajaremos para que las distintas entidades ciudadanas creadas por los vecinos, tales como las Asociaciones de Vecinos, Teleclubs, etc., sean los verdaderos protagonistas de las actividades en los barrios, consistiendo nuestro trabajo en una labor de cooperación en todos aquellos campos que dichas entidades nos pidan. Por otra parte, esa línea de trabajo ha de estar reflejada en el interior de la Asociación y para ello nos proponemos potenciar la máxima democracia interna en cuanto a la toma de decisiones, haciendo del trabajo colectivo la forma habitual de funcionamiento; más concretamente, basándonos en el trabajo autónomo de las distintas comisiones que se creen, teniendo la Junta Directiva un papel, fundamentalmente, de coordinación.

Acaba el Informe con una alusión a las dificultades de encaje de estos deseos en la reglamentación vigente: Reflejo de esta intención pretendieron ser los estatutos de la Asociación, pero las leyes siempre van por detrás de las necesidades. De cualquier forma, se ha procurado romper con los moldes tradicionales que entendían la Junta Directiva como el único órgano de decisión. También se ha procurado recoger un elemental derecho democrático como es el de que los cargos y representantes sean revocables en aquellos casos en que no cumplan con las funciones que les fueron encomendadas.

A continuación, Juan Pedro Peña procede a la lectura de los Estatutos que fueron aprobados sin objeción alguna por los asistentes – una anotación del Secretario en funciones señala el número, 103.

La elección de la Junta Directiva se ve precedida por unas consideraciones de la Comisión Promotora en las que se pretende conciliar la necesaria democracia y la eficacia: `[...] Hemos tratado de combinar dos criterios, por un lado el llevar a cabo la elección mediante un procedimiento democrático y, por otro, la búsqueda de las personas idóneas que impulsen la Asociación. Esto nos plantea algunas cuestiones que es preciso aclarar.

Evidentemente, lo primero que se debe tener en cuenta para elegir a los miembros de la Junta Directiva es el conocimiento, por parte de los que nos hallamos aquí reunidos, de las aptitudes y capacidad de los que se presenten o se propongan para la elección. La dificultad está en que, a nivel general, no disponemos ahora de ese conocimiento. Por una parte, porque hasta ahora las actividades culturales no se han podido desarrollar ampliamente y en esa medida tampoco hemos tenido oportunidad de conocer a los hombres y mujeres que destacaban en alguna que otra faceta de tipo cultural. Por otra, porque las pocas iniciativas que han logrado salir adelante se produjeron de forma aislada y fragmentaria, lo que impedía una indispensable coordinación de esfuerzos. Las experiencias e iniciativas más positivas o interesantes se han quedado marginadas, han sido represaliadas o no han podido ponerse en práctica por falta de medios.

Pero está claro que no podemos esperar a que todos nos conozcamos para decidir con absoluta garantía; es más, sólo podremos alcanzar un perfeccionamiento de los sistemas de representación cuando se hayan desarrollado más experiencias: poner en marcha la Asociación Cultural es una de esas experiencias.

Obligados a deshacer ese “nudo gordiano” la Comisión consciente de muchas de las dificultades y posibles incorrecciones que se pueden producir, ha creído conveniente hacer una propuesta a la Asamblea con el fin de dar una solución que, aunque no sea la más ideal, parece la más correcta en estas circunstancias; sugiere, pues, a la Asamblea los nombres de algunas personas que en otras ocasiones han trabajado, individual o colectivmente, en desarrollar actividades culturales y, en estos momentos, comparten criterios sobre lo que debe ser la Asociación Cultural.

La propuesta es la que sigue:

• Presidente: Fernando Estévez González
• Vicepresidente: Francisco Miranda Oliva
• Secretario: Juan Peña Díaz
• Vicesecretaria: Mª Luz Hernández Díaz
• Tesorero: Isidro Álvarez Correa
• Vicetesorera: Josefa Dorta Díaz
• Vocal de Cine: Julio Sánchez Pellicer
• Vocal de Música: Antonio Santos Cruz
• Vocal de Educación: Antonio Expósito Hernández
• Vocal de Investigación: Antonio Delgado Arbelo
• Vocal de la Mujer: Rosario García Torrents
• Vocal de Prensa: Abel Hernández Belza
• Vocal de Biblioteca: Domingo Eulogio Méndez García

Esta propuesta no impide que cualquiera de los asistentes opte a ocupar cualquiera de los cargos y, para ello, se abre un periodo de debate que se salda con el acuerdo de crear una nueva vocalía de la Juventud y otra de Coordinación con los Barrios y Asociaciones ciudadanas; compiten para presidir la primera Antonio Hernández Díaz –que resulta elegido– y Raúl González, mientras que la segunda se deja provisionalmente vacante hasta el establecimiento de posteriores contactos con representantes de esas Asociaciones; también hay que optar en la vocalía de Prensa entre el propuesto Abel Hernandez Belza y Cayetano Delgado Barreto –es elegido el primero.

Tras la aprobación de una cuota de 25 pesetas mensuales por socio, se levanta la sesión.

viernes, 17 de junio de 2011

FLASHES SOBRE LA VIDA POLÍTICA


  • Estos últimos días la ocupación de la calle como escenario de actividad política ha sufrido una deriva en la que son identificables signos preocupantes: la protesta pacífica, cuya imagen de marca han sido las acampadas, ha mutado en protesta airada y, en ocasiones, violenta, con la encarnadura de asedio a las sedes de las instituciones -Parlamentos y Ayuntamientos- en las que se ejerce la cuestionada democracia representativa -¡la vieja democracia burguesa de nuestra etapa marxista!.
  • Y, sin embargo, como la historia se ha encargado de demostrarnos, no hemos dado con un recambio aceptable. Sí hay, en cambio, necesidad urgente de renovación democrática y hacia ello parecía apuntar, al menos en cierta medida, el movimiento del 15M.
  • Hartos del lodazal en que, a menudo, se ha convertido en nuestro país el ejercicio de la política convertimos, por momentos, las acampadas de las plazas de las grandes ciudades en una resurrección del ágora de la Grecia clásica. La realidad se ha encargado de despertarnos de un sueño y de devolvernos a la complejidad de una sociedad en la que no cabe esperar remedios milagrosos: las reformas deben ser nuestro objetivo. 
  • Curados ya del sarampión revolucionario, que tiene como expresión emblemática la asamblea permanente, como horizonte la ilusoria felicidad de una sociedad sin tensiones y como actores a unas personas -los hombres y mujeres "nuevos"- que son pura ficción, apostamos por la imperfección perfectible de las democracias representativas.
  • Buscar "chivos expiatorios", en este caso los policías infiltrados, para explicar la deriva violenta de algunas acciones que se han llevado a cabo bajo el paraguas de los Indignados no deja de ser una simpleza: negar la complejidad y la disparidad de visiones en el movimiento del 15 M no es, desde luego, buena política y mucho menos, realista.
  • Si no se acotan espacios, se definen objetivos, se acompasan tiempos y se hace compatible la horizontalidad en la toma de decisiones con una cierta verticalidad que sirva como  referencia difícilmente se podrá ganar la batalla de la opinión pública, decisiva para ganar la guerra de la regeneración democrática.
  • Amparados en estos episodios de violencia algunos representantes de la clase política han reivindicado su legitimidad democrática contraponiéndola al, a su juicio, caótico e informe movimiento de los indignados que "han cruzado las líneas rojas". Sin minimizar los peligros de la deriva antisistema quizás les convendría reflexionar sobre la cuota de responsabilidad que, en la degradación de la vida democrática de nuestro país, a ellos les corresponde.

martes, 14 de junio de 2011

UNOS COMENTARIOS SOBRE ELECCIONES, REPRESENTACIÓN POLÍTICA E INDIGNADOS

  • Hace ya unas semanas que se celebraron los comicios municipales y autonómicos con los resultados ya conocidos; días después escribía en mi blog un comentario con el título Elecciones en La Orotava: Crónica de un resultado anunciado en el que decía lo siguiente: "Aguardo con interés el análisis que, confío, harán las formaciones de la sedicente izquierda y espero que no atribuyan su fracaso a factores ajenos a su miope planteamiento -¿se conformará el PSOE con haberse mantenido, perdiendo unos 500 votos, vista la debacle general? ¿dejará IpO su ensimismamiento y reconocerán que su sectarismo los condena a una creciente pérdida de influencia y credibilidad? ¿que hará, ahora, IU además de denostar el sistema electoral vigente? ¿y los marginales Verdes? ¿cambiarán de chip y se aplicarán a diseñar, de una vez, una estrategia unitaria?". ¡Sigo aguardando!, porque hasta ahora, al margen de ligeros comentarios, sobre todo de "amigos y simpatizantes", que denotan cierta resignación, tratan de insuflarles ánimos o apelan a la ceguera del pueblo -¡antes tan sabio!-, no he visto, en sus páginas web, autocrítica alguna ni replanteamiento de una actitud cerril.
  • Las tomas de posesión de los concejales electos se han visto "contestadas" por grupos, al parecer emanados del movimiento de los "Indignados", que les gritaban: "no nos representáis". La hendidura que hay entre la clase política y un sector apreciable de la ciudadanía -que va más allá de los que se identifican con el movimiento del 15M- es profunda y debería preocupar a los demócratas de cualquier signo ideológico. Las críticas a la escasa calidad de nuestra democracia están plenamente justificadas porque los partidos se han convertido en estructuras osificadas en las que se enquistan, a veces de por vida, profesionales de la política y en las que se cobijan corruptos de toda laya y condición.
  • Reconforta -aunque resulte al mismo tiempo deprimente que sean aún necesarias actitudes como esta- toparse con concejales como el de Elorrio que no dudan en enfrentarse a la "manada" -¡así hay que calificar a los que le hostigaron y abuchearon!- y defender, en un ambiente hostil y peligroso, sus ideas y convicciones. Los tiempos en el País Vasco no están, aun, exentos de riesgo.
  • Los Indignados de Sol han levantado sus tiendas; cerrar con acierto una acción -huelga, ocupación o, en este caso, acampada- no es sencillo. Lo que comienza fresco, espontáneo, audaz y rompedor acaba, con el paso de los días, perdiendo vigor y energía, marchitándose y pudriéndose. Muchas de las ideas que allí se contrastaron deberán, ahora, encontrar canales para materializarse, vías para influir; la revitalización del viejo ágora de los fundadores de la democracia no debe diluirse.