jueves, 2 de septiembre de 2010

LECTURAS I

Cansado de leer, en cierto modo, al "dictado" -por referencias de amigos o recomendación en las páginas literarias del periódico de cabecera- después de haber dado fin a la descarnada historia que narra Irene Nemirovsky en su inquietante obra "Suite francesa", decidí elegir un libro guiado sólo por la sucinta información que ofreciera la solapa o la contraportada -¡quería recuperar emociones ya olvidadas, cuando la lectura estaba asociada al descubrimiento y a la sorpresa!

Entré, pues, en una librería y en los expositores hojeé el material que exhibían. Así encontré la novela que estoy leyendo "Tren nocturno a Lisboa", de un autor hasta entonces para mí desconocido, Pascal Mercier. La historia es, en gran medida, el proceso de redescubrimiento que experimenta el narrador, un profesor suizo de lenguas muertas, a través de la búsqueda de un personaje que vivió en los años previos a la Revolución de los claveles, bajo la negra etapa del salazarismo -la época me resulta atractiva porque, en cierta forma, está ligada a mis propias vivencias y los personajes, el autor del relato y el  catalizador de la trama, despliegan personalidades de múltiples caras en las que a veces nos reconocemos y en otras nos gustaría reconocernos.

La experiencia me ha resultado interesante. Repetiré.


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