jueves, 23 de septiembre de 2010

LECTURAS III: EL HOLOCAUSTO COMO FONDO

Llevo unas semanas leyendo varios relatos que tienen como "telón de fondo" el Holocausto; sus títulos, al menos los dos primeros, son sobradamente conocidos -la novela Las benévolas de Jonathan Littell y el relato autobiográfico Si esto es un hombre de Primo Levi-, el tercero quizás no tanto -Unos por otros de Philip Kerr, la cuarta entrega de la saga novelesca Berlin Noir.

Pese a que en los tres casos se adopta la primera persona como recurso para narrar las historias, las "miradas" desde las que se contemplan los hechos son distintas porque distintos son también los protagonistas -el relato frío de uno de los verdugos, un oficial de las SS, en el primer caso, el testimonio descarnado de una de las víctimas, un judío italiano, en el segundo y la mirada desencantada de un protagonista "involuntario", un detective privado de pasado turbio, en el tercero.

Al margen de la diferente calidad literaria -alta en todos los casos- hay en ellos un intento por entender -no desde luego para comprender- qué movió a tantos hombres a transgredir todo límite. Libros que nos hablan, aunque nos resulte difícil de aceptar, sobre la condición humana, sobre nosotros... 

Acercarse a algo tan espantoso deja siempre un extraño regusto, una sensación de inquietud y la percepción de que se nos escapa "algo" que no acertamos a definir.

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