domingo, 4 de septiembre de 2011

DE LECTURAS: LA TRILOGÍA DE LA FRONTERA


Las dos primeras novelas de la Trilogía de la frontera de Cormac McCarthy son dos poderosos relatos de iniciación en los que sus protagonistas, John Grady en "Todos los bonitos caballos" y Billy Parham en "En la frontera", descubren con desgarro y dolor -tamizados por un profundo estoicismo- los claroscuros de la vida.

Hay en ambos personajes un inmenso amor por la libertad -que parece estar al otro lado de la frontera, en un México violento pero, a la vez, hospitalario- y un profundo sentido de lo justo que los obliga a actuar, arriesgando la vida y aceptando la posibilidad de que les alcance la muerte, por encima de cualquier conveniencia y cálculo.

La tercera entrega "Ciudades de la llanura" nos devuelve a ambos personajes -ya instalados en un espacio  más acotado aunque inserto en el mismo territorio fronterizo, un rancho abocado a desaparecer a impulsos del "progreso"- compartiendo peripecia vital.

A diferencia de Billy Parham, al que percibimos ahora más cauto  -quizás marcado por las profundas heridas de su aventura iniciática y el desgarro que le supuso la muerte de su hermano-, John Grady continúa abierto a lo que la vida le ofrece; y, otra vez, lo enreda, al igual que sucedía en el primer volumen de la trilogía, el amor -la prostituta sustituye, ahora, a la hija del hacendado pero la intensidad del sentimiento no es diferente al de entonces.

Billy no podrá impedir que el hado, encarnado en un filero no exento de una dignidad sui generis, acabe, ¡esta vez sí! -al modo de las clásicas tragedias griegas- por alcanzar a Grady; cobrarán, así, sentido las palabras de uno de los varios ciegos que deambulan por el relato anunciándole la muerte de un hermano al que entonces no conoce y que ahora reconoce.

 McCarthy consigue hacernos sentir, con sus personajes y el vigor de su prosa,  ese paisaje mítico cuya destrucción física es, a la vez, la desaparición de un universo moral en el que los valores "del viejo oeste"  no tienen ya cabida.

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