lunes, 22 de noviembre de 2010

EL PAPA Y EL CONDÓN



  • Si hace unos años alguien me hubiera asegurado que uno de los problemas más importantes de este siglo, que lleva ya su primera década, tendría como envoltura la religión me habría carcajeado; sin embargo así ha sido, y la amenaza que viene de Oriente adopta el ropaje y la fraseología de la intransigencia y la exclusión: un discurso al que dimos por muerto y enterrado.
  • Ante este panorama -el poder de las religiones en los sistemas teocráticos- resulta un alivio para Occidente tener que lidiar con Benedicto XVI -¡nosotros tenemos, además, que hacerlo con la Conferencia Episcopal Española!
  • Es, no obstante, penoso,  constatar la influencia que aún tienen los actos o pronunciamientos de la Iglesia Católica. Como ejemplo cabe mencionar el impacto que está teniendo la, por otra parte, tímida declaración papal sobre el uso del preservativo; al parecer Benedicto XVI, en un libro-entrevista que salió hoy a la venta, manifiesta su "comprensión hacia determinadas situaciones en las que el uso del preservativo está justificado", y alude concretamente a la prostitución y al peligro consiguiente de contagios de enfermedades letales. No nos sorprende que la Curia ande preocupada porque, ¡ya se sabe!, se empieza por esto y no se sabe donde puede acabarse; de cualquier modo es previsible que una vez que se ha pronunciado el Jefe, los subordinados acaben subiéndose al carro. ¡Veremos cómo lo hacen y las contorsiones con las que justificarán su anterior y doloso empecinamiento!
  • Sería maravilloso que estas declaraciones pudieran tomarse a la ligera -¡casi a coña!- por lo anacrónicas que resultan, si no fuera por la cantidad de personas a las que condicionan. Así que, después de su escandaloso pronunciamiento de marzo de 2009, cuando afirmó que "la abstinencia sexual es el medio para luchar contra la enfermedad" y que el sida "es una tragedia que no puede resolverse sólo con dinero, que no puede resolverse con la distribucion de condones, que incluso agrava los problemas", se trata de un avance, tímido, pero avance al fin y al cabo. ¡Bienvenido sea!

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