miércoles, 19 de enero de 2011

RÁFAGAS IX



  • Sorprende la simpleza con la que se opera en política -¡al menos en el escenario!- cómo si lo real cupiera alguna vez en sólo dos categorías, blanco o negro. Los tonos no parecen existir.
  • ¿Extraña, acaso, que la percepción de que da lo mismo quien esté en el poder, porque el margen de actuación independiente es casi inexistente, provoque la indiferencia de los ciudadanos?
  • Tiene gracia que sea un nonagenario -fracés, ¡como no!- el que, al grito de ¡Indignáos!, intente sacudir a una juventud aletargada.

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