La sede de TODOKASA en la calle Calvario y la de Galerías Lys en la Carrera son, hasta el momento, las últimas víctimas a añadir a una larga lista de negocios que, poco a poco, van “echando el cierre” en La Orotava. Resulta claro que la crisis en la que estamos instalados ha supuesto la puntilla para muchos de ellos, pero, el asunto, la enfermedad, viene de lejos; es, sobre todo, producto de la nueva dinámica producida por la instalación de las “grandes superficies” en un espacio próximo al que, hasta bien poco, era privativo del comercio tradicional.
Esa dinámica ha generado, entre otras cosas, una “nueva forma de comprar” cuyas características más relevantes glosábamos en nuestro artículo anterior y que, ahora, recuerdo y completo:
• Oferta amplia, concentrada en una zona espacial reducida, que no sólo posibilita ahorrar tiempo sino que, además, ha creado espacios para la relación social
• Zonas en las que los niños pueden moverse sin la amenaza de la circulación y que dan un plus de tranquilidad a los mayores
• Instalación de franquicias modernas -Zara, Mango, Massimo Dutti, Benneton, etc.- y de impacto, con las que resulta difícil competir
• Servicios de venta que permiten devoluciones, sin problemas y con reintegro, incluso, del importe pagado
• Aparcamiento gratuito y fácil
• Servicio de mercado diversificado que abarca casi todo el espectro de compra
• Cine y espacios de ocio: cafeterías, restaurantes, etc.
Parece claro que, en general, los comerciantes orotavenses no han sido capaces de articular, por sí mismos o a través de sus organizaciones empresariales – sobre una de ellas ya expresé lo que pensaba con anterioridad –, una respuesta adecuada con la que atenuar el tremendo impacto que era previsible iba a tener, y desgraciadamente ha tenido, ese “aterrizaje” –quizás, incluso, algunas empresas eran o son obsoletas y, al igual que los pesados dinosaurios, estaban o están condenadas a la extinción en unos tiempos nuevos.
Tampoco el Ayuntamiento, como también apuntábamos en nuestra reflexión anterior, ha sido sensible a los problemas que la instalación de esas empresas –a las que, incluso, ha puesto como ejemplo de comercio dinámico y de modernidad– generaría en el tejido social y comercial del municipio. De hecho, podemos afirmar sin temor a ser contradichos que cualquier comerciante del Casco calificaría la gestión de sus munícipes como claramente perjudicial para los intereses del sector.
Entre tanta negrura, sin embargo, un poco de luz o, al menos, algo distinto y, quizás, esperanzador: las recientes declaraciones a El Diario de Avisos de Doña Otilia de la Fuente, una de las responsables de la Universidad Europea, en las que se afirmaba que “tienen previsto iniciar sus actividades en el curso 2013 -14”.
Es evidente que este hecho generará una nueva dinámica, con su cara y su cruz - ¡no nos engañemos!-, en el pueblo y no estaría fuera de lugar que se planificara de forma adecuada este “aterrizaje”.
En lo que se refiere a la actividad comercial parece claro que se generarán nuevas necesidades y que ello hará posible la irrupción de nuevos comercios y la revitalización de otros, pero, me temo, que poco cambiará si el espacio y la organización de la ciudad no se modifican y esta no se transforma en -¡voy a simplificar al máximo!- algo similar a una gran superficie que sea capaz de competir con éxito con “la otra”: un ejemplo exitoso, al que convendría mirar, es el de La Laguna.
La Orotava necesita peatonalizar espacios, aumentar y mejorar los servicios de restauración, habilitar espacios controlados de ocio –¡montar alguna sala de cine no estaría nada mal!–, revitalizar y activar la oferta cultural e, incluso, ¡por más que parezca una herejía!, resultar atractiva para las “grandes firmas” y conseguir que se instalen en el casco.
Hay una ingente tarea que desarrollar y a ello podrían dedicar parte de sus energías, los partidos políticos y las organizaciones empresariales –¡mejor aquellas que pudieran acreditar su bien hacer en defensa del pequeño y mediano comercio! – y hacerlo pronto (creo recordar que en cierta ocasión se hizo un estudio de viabilidad comercial, incluso parece que existe un Plan Estratégico para el Casco, que quizás podrían servir como elementos de trabajo).
Seguir instalados en la resignación y la apatía conduce a la muerte pero tirarse al vacío sin red también puede resultar catastrófico, por ello, hay que abrir un amplio debate ciudadano para diseñar La Orotava del futuro; un pueblo dinámico en el que se siga disfrutando de una apreciable calidad de vida. En breve presentaremos una iniciativa para alentar este debate.
No hay comentarios:
Publicar un comentario