lunes, 29 de noviembre de 2010

PERPLEJIDADES VI

  • Hay en el espacio por el que se navega una oferta tan sobreabundante que resulta casi imposible posar sobre ella una mirada sosegada, detenerse para leer lo que se esconde detrás de un titular. El viaje se convierte, en múltiples ocasiones, en fin, en lugar de ser el medio del que nos servimos para llegar a un contenido. Llenamos, así,  un tiempo, de frases que prometen información relevante pero no acabamos accediendo a ella de forma que quede un poso.
  • Por otra parte, muy a menudo desanima pasear por las llamadas "redes sociales" y comprobar que mucho de lo que circula y se intercambia en ellas, sobre todo si el asunto roza la política, apenas se diferencia de lo que discurre por los medios tradicionales -platós de televisión, emisoras de radio o periódicos de inequívoca adscripción política-: descalificación del oponente, defensa a ultranza del afín y, en consecuencia, como corolario inevitable, nulo ejercicio de la capacidad crítica.
  • En cualquier caso, difícil es pedir al ciudadano de a pie aquello que sus representantes públicos no practican: el ejercicio de la dialéctica, el intercambio de puntos de vista, la argumentación razonada y la evolución de las ideas como producto del diálogo.

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