El panorama nacional es deprimente -con un PSOE herido de consideración e incapaz de generar la más mínima ilusión y un PP que sigue sin sacudirse la caspa y sin tener sentido de Estado y cuya instalación en el poder, más por abandono del contrario que por méritos propios, tampoco concita expectativas-, pero no le van a la zaga los ámbitos más próximos. En efecto, por un lado, no parece atisbarse a nivel regional posibilidad alguna de desplazar del centro de poder a esa coalición, sedicentemente nacionalista, expresamente diseñada y orquestada para tal fin y, tampoco, con el suicida y pertinaz fraccionamiento de la izquierda, resulta razonable esperar modificación alguna del statu quo en nuestro municipio. No será factible, así, acabar con un clientelismo ampliamente extendido por la falta de alternancia: la democracia se empobrece y se instala en la sociedad, cada vez en mayor medida, la convicción de que dedicarse a la política no es otra cosa que buscarse un empleo -¡muchas veces de alta rentabilidad!
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