lunes, 13 de diciembre de 2010

UNAS NOTAS PARA OTRA HISTORIA DE LA OROTAVA VII: CRÓNICA DE UNA LIQUIDACIÓN ANUNCIADA


Antes de detenernos en contar la historia del nacimiento y muerte de los dos periódicos, Hogar Club y Ahora, y de poner "la nota de color" de nuestro recuerdo de bodegas y guachinches como refugios para conspirar, habíamos dejado en suspenso la última etapa de la peripecia del Cineclub: la que se inició con una directiva de gente más joven, ilusiones renovadas y que acabaría con el cierre de esta plataforma de expresión de libertad -vigilada- bajo el franquismo.

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Tras una Junta Extraordinaria a fin de reestructurar la Directiva del Cineclub esta pasa a manos de  una generación más joven y más politizada –algunos de cuyos miembros ya habían estado colaborando con la Directiva saliente.

Su composición es más homogénea y su actitud más abiertamente militante. Presidente: Antonio Delgado Arbelo, Vicepresidente: Domingo Domínguez Luis, Secretaria: Emma Rosa Hernández, Vicesecretaria: Carmen Ortiz Martín, Tesorero: Jesús Escobar (por su incorporación al servicio militar ejercería sus funciones José Delgado Albelo), Vicetesorero: Nicolás González Lemus, Vocales: Abel Jesús Hernández Belza, Francisco J. Rodríguez - Franco, Jesús Oliva Cruz, Modesto Linares Núñez.

La primera circular que editan recoge sus propósitos: Este año estrenamos directiva. Esperemos que pueda funcionar tal como durante largos años la cesante y servirnos, como aquella, lo mejor de la cinematografía mundial. Aplaudimos su labor callada, casi en el anonimato y le agradecemos este cineclub que hoy se renueva en manos más jóvenes e impetuosas, empeñadas en vencer toda la serie de problemas que entraña la puesta en marcha de cada una de las sesiones.

Esta declaración parece entrañar una velada crítica a los "mayores" de los que se resalta su labor callada, casi en el anonimato y presagia tiempos de mayor exposición y beligerancia.

La nueva directiva INVITA a cada uno de sus socios a participar en el seno de la misma, con el propósito de hacerles partícipes de sus problemas y de su interés por el buen cine. Considera labor de todos y cada uno hacemos auto propaganda con el fin de incrementar el número de socios y abolir así el binomio cineclub - minorías, al tiempo que aumentamos la recaudación económica que tan indispensable nos resulta. INVITA a participar en los coloquios para darle a esta asociación su verdadero cariz.

El anuncio de programación para la temporada 1971 - 72 incluye parte del material que no había sido posible proyectar la temporada anterior y respeta el esquema tradicional de funcionamiento del Cineclub.

Así se lee en el Programa de Actividades que envía su Presidente a la Dirección General de Cultura Popular y Espectáculos: Se tiene el propósito de proyectar dos films por mes de los que a continuación se expresarán, organizándose al final de la temporada, como ha venido siendo tradicional, y como clausura de la misma, un ciclo de cine bajo el patrocinio del Exmo. Ayuntamiento de esta Villa y como número cultural de sus fiestas patronales. Films a proyectar: El chico del pelo verde, Kanal, Los comulgantes, Los amores de una rubia –publicitada utilizando como señuelo la imagen ligera de ropas de su protagonista– Dios y el diablo en la tierra del sol, Dos vidas, Hiroshima mon amour –que por problemas de aduana no llegaría a proyectarse–, Los mártires del amor, Una muchacha sin historia, La vuelta del hijo pródigo, Sobre la fiesta y los invitados, La soledad del corredor de fondo.

La nueva Junta emprende una decidida política de captación de socios y de ampliación del radio de acción de influencia del Cineclub, apoyándose en un avance de programación que resulta sugestiva y sugerente. A lo largo de la temporada, sin embargo, se produce más de un desencuentro con la Federación Nacional de Cineclubs.

El primero de ellos tiene como argumento la pretensión del Cineclub Náutico de proyectar la película –ciertamente apetecible desde todo punto de vista y en particular del recaudatorio– Los amores de una rubia. El presidente del Cineclub Orotava, ante la carta recibida de la Federación y redactada en estos términos: Hemos recibido escrito del Cineclub Náutico de Tenerife, quejándose de la falta de colaboración de ese Cine club con ocasión de una proyectada sesión con la película Los amores de una rubia, que Uds. Tenían ya contratada. Lamentamos tener que dar la razón al referido cineclub, por cuanto la proyección de la película unos días antes, en nada les perjudicaba a Uds., se ve obligado a aclarar, con el asesoramiento evidente de su predecesor en el cargo, lo que sigue: Este cineclub desconocía la posibilidad legal de que otro cineclub situado en un radio de acción relativamente pequeño, pudiera proyectar las mismas películas contratadas por aquél. Caso de haberlo sabido nosotros hubiésemos aprovechado dicha posibilidad legal en temporadas pasadas, cuando el cineclub Náutico aún funcionaba regularmente y cineclub Orotava solicitó su colaboración: colaboración que nos fue negada aduciendo que federarnos supondría una serie de complicaciones, cosa que atrasó nuestra idea de una rápida federación. Nuestro propósito, por aquel entonces – y con tal motivo nos desplazamos en diversas ocasiones para mantener diversas entrevistas con directivos del cineclub de Santa Cruz – era programar ambas sociedades los mismos films, con el fin de que el acarreo y otros gastos nos resultaran menos onerosos. Las gestiones, como arriba indicamos, supusieron un fracaso.

Este cineclub, haciendo caso omiso de las advertencias del Náutico, se federó y ha venido desarrollando una labor que se ha traducido en una captación masiva de socios procedentes de La Laguna (ciudad universitaria) y Santa Cruz. Esta captación ha sido posible debido no solo a la programación de films de interés, sino, sobre todo y ante todo, de la importancia que se le concede a la presentación y al coloquio, actividad esta última de la que siempre careció Cineclub Náutico y que Cineclub Orotava ha sabido convertir en una fuente de sugerencias, de participación viva y comunicación entre los socios.

Al recibir la carta del cineclub Náutico no pudimos menos que sentir una profunda extrañeza ante el hecho, bastante insólito, de que un cineclub que lleva dos temporadas aproximadamente sin realizar sesiones, mostrase un súbito interés por una determinada película. Por este motivo enviamos carta a su directiva con el fin de averiguar si la sesión de "Los amores de una rubia" iba a significar el comienzo de una nueva etapa de labor continuada por su parte, y la posibilidad de una colaboración estrecha en lo sucesivo entre ambos cine clubs, como ya pretendimos una vez.
Dicha nuestra carta no fue contestada y, en su lugar, recibimos la suya que nos ha llenado de asombro, ya que no creemos pueda acusársenos de falta de colaboración sino, más bien, todo lo contrario.

El escrito concluía: En lo referente a una colaboración futura entre cineclub Náutico y Orotava, si efectivamente aquel cineclub tiene intenciones de reanudar normalmente sus actividades, no hay objeción por nuestra parte ni nunca la ha habido, siempre y cuando se trate de una labor que tienda a hacer realidad los propósitos propios de un cine club y no de caprichos esporádicos.

La Federación contesta agradeciendo las explicaciones y reconociendo que queda patente una buena disposición por parte de ustedes a fin de lograr una colaboración y se despide aceptando que si tal colaboración no se consigue, pese a sus buenos oficios, trataríamos de respetar un margen de 10 días que es recomendable entre una y otra proyección.

El segundo tiene que ver, por un lado con problemas derivados del estado en que es devuelta a la Federación la película Dios y el diablo en la tierra del Sol y por otro los que surgen de la imposibilidad de proyectar la película Hiroshima mon amour por dificultades con la Aduana de Barajas.

El tercero, y probablemente el que más pesaría en el ánimo de los directivos del Cineclub Orotava, se produce como consecuencia de la orden de cierre del Cineclub.

El día 11 de Marzo de 1972 la Delegación Provincial notifica: Visto su escrito de fecha 8 de Marzo, presentado en esta Delegación el 10 del actual, por el que comunica que el próximo día 12 de los corrientes ese Cineclub desea proyectar en el Cine Orotava el film de E. Schorm LA VUELTA DEL HIJO PRÓDIGO esta Delegación Provincial no autoriza la proyección del citado film por no cumplir ese cine club con los trámites legales previstos en la Orden de 11 de marzo de 1957.

Llevaba a la práctica lo que le ordenaban desde instancias superiores: En cumplimiento de lo dispuesto por la Superioridad, comunícale haberse recibido en esta Delegación Provincial escrito Nº 187, de 21 de marzo Último, de la Subdirección de Cinematografía de la Dirección General de Cultura Popular y espectáculos, en el que con relación a las actuaciones practicadas y diligencias instruidas gubernativamente para comprobar actividades ilegales de carácter político de diversos miembros de la Junta Directiva del Cineclub del Valle de la Orotava, se dice lo siguiente: .. Visto el expediente citado, teniendo en cuenta que las actividades de los señores Antonio Delgado Arbelo, Francisco J Rodríguez Franco, Nicolás González Lemus, Emma Rosa Hernández, Carmen Ortiz, Juan Manuel Pérez Hernández, constituye una vulneración de las disposiciones legales que regulan el Orden público en España.

Constituyendo, por otra parte, la actividad de este Cineclub un quebrantamiento del Reglamento que rige las actividades de estas Entidades Culturales ya que queda demostrado que funcionaba en régimen de taquilla abierta en lugar de limitarse a la recaudación de las cuotas de sus socios: Esta Dirección General ha dispuesto la cancelación de la inscripción del Cineclub del Valle de la Orotava en el Registro Oficial de Cineclubs. Esta decisión supone la clausura inmediata del Cine club y la prohibición definitiva de todas sus actividades.

La represión policíaca –cuya responsabilidad última, aunque intuida, no quedó nunca suficientemente aclarada– generó una psicosis de persecución que a los mayores pareció retrotraerlos a otra época de infausto recuerdo y a algunos jóvenes, entre ellos a miembros de la directiva del Cineclub, llevó a comisaría. Siniestros personajes, miembros de la Brigada Politíco Social, dejaban sentir su presencia en el pueblo, parejas de la Guardia Civil pasaban a realizar visitas aparentemente "inocentes" en las que hacían preguntas nada inocentes.

Se hablaba en voz más baja de lo habitual, se evitaba hacer llamadas telefónicas o se utilizaba un lenguaje críptico y numerosos papeles y libros –a veces inocuos– acabaron siendo pasto de las llamas. Con un extraño celo, individuos que probablemente no habían sentido ninguna atracción por los libros comenzaron a mostrar un interés inusitado por los ejemplares que podían encontrarse en la Biblioteca Municipal de la que, poco después, sería expulsado su bibliotecario.

El sistema represor mostraba, ahora de un modo más explícito, su verdadera faz y golpeaba al sentirse amenazado.

La Directiva del Cineclub, no obstante, decide presentar batalla y en sesión celebrada el 15 de abril de 1972 considera que la resolución dictada por la Subdirección de Cinematografía, de la Dirección General de Cultura Popular y Espectáculos, no se ajusta a las normas legales de aplicación, por lo que por unanimidad, acordó interponer los recursos legales correspondientes.

En el escrito de recurso recuerda a la autoridad ministerial las causas legales, establecidas en la Orden del 4 de julio de 1963, por las que se podía abrir expediente sancionador a un Cineclub: a) no haber cumplido los fines legales para los que fueron autorizados; b) permanecer inactivos, sin causas justificadas, durante un curso; c) no poseer el número de socios prescrito en el apartado primero del artículo segundo del Reglamento, salvo dispensas de la Dirección General; d) haber incumplido reiteradamente lo dispuesto sobre la edad de los socios, inscripción y cotización de los mismos; e) haber incumplido reiteradamente los compromisos contraídos con la Filmoteca Nacional o con los organismos oficiales, personas o entidades particulares que les suministren material.

En segundo lugar, recurre el expediente sancionador por estar viciado de falta de competencia en la medida en que el Ministerio de Información y Turismo sólo podía aplicar la clausura del cineclub por seis meses pero de ningún modo la clausura definitiva, según se recoge en el artículo primero de la Ley 46/1967 de 22 de julio.

En tercer lugar se rechazaba el argumento de las supuestas actividades subversivas de varios miembros de la Junta Directiva por entender que aquellos, aunque habían sido «molestados» por las Fuerzas del Orden Público, no habían sido procesados por Orden Judicial e, incluso, alguno de los imputados ni siquiera pertenecía a la Junta Directiva del Cineclub.

El 6 de agosto del mismo año, el Ministerio de Información y Turismo atiende las alegaciones y resuelve: Estimar el recuso de alzada interpuesto por D. Antonio Delgado Arbelo contra resolución de la Dirección General de Cultura Popular y Espectáculos de fecha 17 de marzo de 1972, la cual se anula por la presente, ordenando la retroacción de actuaciones al momento procesal inmediato a la recepción de la denuncia del Exmo. Sr. Gobernador Civil de Tenerife.

Esta victoria ante los Tribunales, pese a su importancia, resulta sin embargo pírrica, porque las Autoridades Gubernativas Insulares están decididas a acabar con el Cineclub y exigen, para permitir su reapertura, la dimisión de la directiva y la elección de una nueva en la que no figure ninguno de los implicados.

Los tiempos no permitían demasiado margen y, así, pese a la resolución absolutoria hay que “timonear” para mantener viva la plataforma del Cineclub. Se decide maquillar la directiva y el 13 de enero de 1973 en Junta General Extraordinaria se elige un nuevo equipo del que forman parte: Presidente: Isabelino Martín Pérez. Vicepresidente: Jaime Hernández González. Secretaria: Milagros Sánchez García. Vicesecretario: Fernando Estévez González. Tesorero: Ignacio Rodríguez Marrero. Vicetesorera: Rosario García Torrens. Vocales: Juana Huget Chamorro, Milagrosa García Torrens, Julio Sánchez Pellicer, Matilde Pérez García.

El 28 de ese mismo mes se reanuda la actividad del Cineclub Orotava con la proyección de la película Freud de John Huston.

Nada volvería, sin embargo, a ser igual.

Las condiciones de supervivencia serían escasas y el 2 de enero de 1974 el Cine club Orotava comunica a sus socios y a la Federación Nacional de Cineclub el cierre de su actividad.

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Años más tarde, en plena Transición hacia la democracia, La Orotava volvería a recuperar -marcada también por la política-  la actividad cinéfila y también entonces, otra vez, vería la luz un periódico -El Aguijón-.

Esta es, sin embargo, otra historia que contaremos más adelante. 



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