martes, 3 de febrero de 2009

AUTOBUSES (GUAGUAS) Y DIOS

Asombran - aunque ya resulte difícil usar esta expresión para referirse a la actitud de la Jerarquía Eclesiástica Española ante los más variopintos asuntos -, asombran, decíamos, las recientes declaraciones de su jefe, el Sr. Rouco Varela, en torno al llamado autobús de los ateos, ese que pasea el rótulo - Probablemente Dios no existe, así que deja de preocuparte y disfruta de la vida.

El mal encarado monseñor afirma que esta iniciativa implica utilizar espacios públicos para hablar mal de Dios y que no es justo obligar a quienes tienen que hacer uso de esos espacios, sin alternativa posible, a tener que soportar mensajes que hieren su sentimiento religioso. Y ya en el colmo de la sinrazón y el olvido de lo que es práctica común de la institución a la que pertenece - usar los espacios públicos para manifestaciones religiosas de todo tipo - llega a proclamar que los medios públicos no deberían ser utilizados para socavar derechos fundamentales.

Aplica aquí, otra vez, su doble rasero; ese mismo que usó recientemente en la controversia sobre la Ley de la Memoria Histórica cuando, por un lado, promovió la beatificación de los asesinados por las hordas rojas - ¡ese es su derecho! - y, por otro, lamentó que la búsqueda de los restos de los asesinados por el terror franquista reabriera las heridas -¡esto es una infamia!.

En el fondo de esta actitud se atisba la añoranza de unos tiempos , no tan lejanos, en el que la vida de las personas estaba regulada por un general golpista y por una curia que lo paseaba bajo palio.

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